Pregunta de un Católico


¿Por qué los protestantes o evangélicos que siempre están con la Biblia en la boca, se escandalizan tanto de que los católicos tengamos siempre el nombre de la virgen Santísima en nuestra boca? Ya que la Biblia no deja de ser un simple libro, pero la Virgen María es la Madre de Dios.

Nuestra Respuesta:
En primer lugar, si los que usted llama protestantes o evangélicos sólo tienen la Biblia en la boca, y no en el corazón, no estarían siendo fieles al deseo de Jesús. Pero cuando de la abundancia del corazón habla la boca, en ellos se cumple lo que está escrito: “Daré por respuesta a mi avergonzador, que en tu palabra he confiado. No quites de mi boca en ningún tiempo la Palabra de Verdad” (Salmo 119:42,43). Según esto, un cristiano no debe sentir el más mínimo mal estar, cuando en boca de alguien está la Palabra de Verdad. Y mucho menos sentirse contrariado o escandalizado por dar una respuesta de confianza en la Palabra de Dios.
A mí personalmente nunca me ha molestado que la gente nombre la Virgen María con respeto. Lo que, sí, me causa pena es cuando es blasfemado tan neciamente. Y permítame decirle, que por desgracia, en boca de los católicos oigo más blasfemar el nombre de la virgen que palabras de respeto hacia es nombre.
Pienso que la razón de que usted no entienda, el porqué los evangélicos se sorprenden tanto, -más que escandalizarse-, del uso que hacen los católicos del nombre de la Virgen, está en el concepto que tiene usted misma de la Biblia, porque según usted “no deja de ser un simple libro”.
Aquí radica la gran diferencia de pensamiento que hay entre en usted y un evangélico. Este acepta la Biblia como la Palabra de Dios, y usted como un simple libro, que ni ha leído ni conoce, porque si la conociese no haría esa comparación con la Virgen María.
La Biblia no es, -como usted dice- un simple libro. Es la PALABRA de DIOS, que habló muchas veces y de muchas maneras en otros tiempos por los profetas, y en estos postreros días nos habló por Su Hijo, Jesucristo (Hebreos1:1,2), la cual nos transmitieron sus discípulos en los libros del llamado: El Nuevo Testamento. No hay libro que se le pueda comparar, porque su autor es Dios, y el inspirador de ese libro es el Espíritu Santo. Pero el actor principal que nos presenta la Biblia es el Mismísimo Hijo de Dios, Jesús, el Cristo, como nuestro único y perfecto Salvador
Según esto, comprenderá que la Biblia no es un “simple libro”. Y por eso para un cristiano es la joya más preciada que puede haber, para adornar su corazón, su mente y sus propios labios. Y si esta Palabra de Dios nos dice que: Sólo en el NOMBRE de JESÚS tenemos salvación, “porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12); será contradecir a Dios y a su Palabra poner en nuestras bocas otro nombre para buscar ser salvos. Porque el único NOMBRE que Dios nos ha “dado a los hombres” para salvarnos, es el Nombre de JESÚS.
Si usted usa otro nombre, ése no ha sido dado por Dios sino por los hombres de la religión, pero no tiene poder alguno para salvarle. Por mucha tradición religiosa que tenga ese nombre de una “virgen o de un santo”, no tienen ningún poder para salvación. Porque Dios sólo nos ha dado el NOMBRE DE JESÚS, su Hijo Amado, “para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
En ninguna parte de la Biblia se nos dice que el nombre de la Virgen María deba ser invocado para salvación. Incluso el apóstol Juan, que convivió con la madre del Señor, en ninguno de sus escritos nombra, para nada, a María en relación con nuestra salvación personal, sólo nos habla del señor Jesús como nuestro único y perfecto Salvador; como el único Camino, la Verdad y la Vida para ir al Padre y a la casa del Padre.
Todos esos títulos, que se le dan a la virgen María, son un producto de la fantasía religiosa de los hombres, sin tener en cuenta para nada, lo que claramente nos dice la Palabra de Dios.
Y no debemos olvidar que el Señor nos dice claramente que, si queremos ser sus discípulos, hemos de permanecer en su Palabra: “Si vosotros permaneciereis en Mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libre” (Juan 8:31).
Jamás seremos libres si utilizamos para nuestra salvación nombres, como el de la Virgen María o de los santos, los cuales Dios no nos ha dado. Y tampoco nos podemos considerar discípulos de Cristo, aunque nos llamemos cristianos o católicos, si no permanecemos Su Palabra, la cual nos presenta la Biblia.
Lo mejor que usted puede hacer, para que nadie decida por usted, tome en sus manos una Biblia y léala. Es algo muy importante en su vida personal, para dejarlo en manos de nadie, porque está en juego su vida eterna.

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